Toda gran marca tiene una historia. Pero solo algunas nacen desde lo más sencillo: una familia, una idea clara y el deseo profundo de compartir algo bueno con los demás.
La historia de El Carriel es la historia de un sueño colombiano que comenzó con dos hermanos, Luis y Alfonso, y sus esposas, Gladys y Marina, unidos por el trabajo, la confianza y el amor por el maíz y la tradición.
En 1992, lejos de las montañas antioqueñas donde la arepa y el carriel son símbolos culturales, nació El Carriel. Fue en Bogotá, tierra de oportunidades y encuentro de regiones, donde dos antioqueños decidieron emprender con una idea simple pero poderosa: llevar a más hogares la experiencia de empezar el día con una buena arepa.
No había grandes fábricas ni flotas de distribución. Había esfuerzo, disciplina y una convicción clara. Las primeras arepas se repartían en bicicleta, muy temprano, recorriendo barrios y tocando puertas, hechas con el corazón y con profundo respeto por la tradición.
Desde el comienzo, El Carriel fue un proyecto construido en familia.
Luis y Alfonso no caminaron solos. A su lado estuvieron siempre Gladys y Marina, quienes hicieron parte fundamental de ese primer impulso, aportando trabajo, apoyo y visión. La hermandad, la unión y la confianza mutua fueron los ingredientes invisibles que sostuvieron el proyecto en sus primeros años.
Más que un negocio, El Carriel nació como una apuesta de vida compartida.
Con el tiempo, el sueño fue creciendo. Lo que comenzó como una pequeña operación artesanal se fue transformando en una empresa sólida, sin perder su esencia.
Compartir el proyecto con personas comprometidas, trabajadoras y optimistas permitió que El Carriel llegara cada vez a más mesas, acompañando desayunos, reuniones familiares y momentos cotidianos que se vuelven memorables.
Hoy, El Carriel está presente en millones de hogares, llevando sabor, nutrición y tradición.
Desde el inicio, el maíz ha sido el protagonista.
El Carriel no solo transforma el maíz en arepas; entiende su origen, su proceso y su importancia cultural. Por eso, la empresa apostó por cultivar su propio maíz, cuidar la tierra y trabajar de la mano con el campo colombiano.
Este compromiso permite asegurar:
La tradición empieza en la tierra.
El crecimiento de El Carriel vino acompañado de inversión, tecnología y disciplina.
Actualmente, la empresa cuenta con siete plantas de producción, donde la materia prima es cuidadosamente seleccionada y transformada bajo estrictos estándares de calidad. Cada proceso está pensado para cuidar lo más importante: la alimentación de las familias.
La tecnología no reemplazó la tradición; la fortaleció.
Detrás de cada arepa hay manos, historias y compromiso.
Hoy, alrededor de 500 colaboradores trabajan día a día para que el sabor de El Carriel llegue intacto a cada mesa. La empresa se reconoce como una organización humana, donde el valor principal no está solo en el producto, sino en las personas que lo hacen posible.
El recorrido de El Carriel es también una historia de evolución.
Lo que empezó con recorridos en bicicleta por los barrios de Bogotá, hoy se mueve gracias a una flota de más 100 vehículos, que llevan el producto a lo largo y ancho del país, siempre de la mano de transportadores responsables.
Es el reflejo de un crecimiento construido paso a paso.
El maíz sigue siendo la pasión.
El Carriel ha sido pionero en investigación y desarrollo de productos derivados del maíz, lo que ha permitido no solo ampliar el portafolio, sino también llevar el sabor colombiano a otros países.
Innovar, para El Carriel, significa mejorar sin perder el origen.
La historia de El Carriel es la historia de un sueño familiar que se convirtió en una empresa sólida, sin olvidar de dónde viene.
Desde 1992, Luis, Alfonso, Gladys y Marina sembraron algo más que una marca: sembraron una forma de entender la alimentación, el trabajo y la tradición.
Hoy, cada arepa es testimonio de ese recorrido. Porque cuando el origen se respeta y el trabajo se hace con amor, la historia se siente en el sabor.
Este artículo hace parte de nuestro compromiso por contar el origen de El Carriel y preservar la tradición que nos une a millones de familias.
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